miércoles, 3 de abril de 2013

Jean Paul Sartre: Barioná o el Hijo del Trueno



En navidad del 2012 me vi en París con una prima que es Señorita Consagrada. Ella me dijo que me tenía un regalo, pero que no lo conseguía, o no sé qué le había pasado, y como yo le había llevado unas cosas desde Caracas quería darme algo, y se le ocurrió de pronto que un buen regalo sería una copia de un extraño libro de Jean Paul Sartre: Barioná o el Hijo del Trueno. Se lo dije en el momento y se lo digo a todo el que me regala un libro: jamás habrá para mí un tesoro más grande. No puedo explicar lo que siento cuando alguien me regala un libro. La gratitud es infinita. Es como que regalen un viaje. Un planeta. Un sueño.

Uno dirá, qué raro que una persona que está dedicada a la vida religiosa le regale a uno un libro de Jean Paul Sartre. Es una obra que casi nadie conoce pues el autor no quiso que se reprodujera. En una primera edición se reprodujeron sólo 500 ejemplares y luego en 1967 se hizo una nueva edición de la que se desconoce el número, pero no se consigue fácilmente.

 Lo cierto es que el autor escribió este libro estando en un campo de concentración Nazi. Los curas le pidieron que por favor hiciera algo para celebrar la navidad, y Sartre produjo esta versión de teatro sobre la natividad. Mi prima me dijo al dármelo que nunca había leído una descripción más bella de la escena del nacimiento de Cristo, de la mirada de la Virgen María y de San José, de la Sagrada Familia en plena devoción hacia Cristo como Dios, pero sobre todo hacia Cristo como hijo. Como madre debo decir que me conmovió enormemente la escena y creo que Sartre no pudo darle un mejor ángulo a esa Virgen, casi desgarrada en dos entre su misión como madre de Dios y su misión de madre. Nunca había sentido a la Virgen tan cercana. Tan humana. Tan mujer. 

Lo que me impactó de este libro fue sin duda como me fue envolviendo a medida que pasaba las páginas. Debo confesar que al principio lo leí sin ganas, y casi me había arrepentido de haberlo recomendado a mi pequeño círculo literario. Cuando tengo un momento crítico de lectura apelo a Pennac y dejo el libro, el tiempo es demasiado precioso. Pero tenía la obligación de llegar al menos a la mitad, y mucho antes de eso ya estaba enganchada en la visión de Sartre y sus reflexiones.

Barioná es un hombre que no ha tenido hijos, y que es líder de una aldea cercana a Belén. Lleno de desesperanza y de ira ante el sufrimiento que la vida y los hombres mismos le imponen a otros hombres decide prohibir que nazcan más niños en su aldea, que es ya de viejos, a fin de que la humanidad se de cuenta de lo que es vivir sin la esperanza del futuro. Entonces su esposa queda embarazada, y él le ordena que mate al niño. Pero justo en ese momento llega a la aldea la noticia de que nacerá el Mesías. Noticia que trae un ángel, un ángel que dista mucho de la idea que tenemos de ángel. Es sólo un hombre en la noche.

De modo que Barioná debe enfrentarse a la realidad de que su gente quiere ir a adorar al Mesías, que no es más que un bebé, y se ha quedado sólo. Lucha contra quienes quieren creer a toda cosa y no ceder ante la desesperanza, su desesperanza, y su propio instinto humano de seguir creyendo en el futuro. La realidad es que Barioná quiere creer, pero la da miedo ceder al impulso de las ilusión y la caída al vacío que implica cuando uno ve que un sueño no se cumple, o que una pesadilla se vuelve realidad. Barioná, como la gran mayoría de los hombres tiene miedo. Además Barioná ha perdido la Fé en el ser humano, pero sobre todo en sí mismo.

“(…) He blindado mi corazón con una triple coraza: contra los dioses, contra los hombres y contra el mundo. No pediré compasión ni diré gracias. No doblaré rodilla ante nadie, pondré mi dignidad en mi odio, llevaré cuenta exacta de todos mis sufrimientos y de los demás hombres. Quiero ser el testigo del dolor de todos; lo recogeré y lo guardaré como un blasfemo. Quiero elevarme contra el cielo como una columna de injusticia: moriré solo y quiero que mi alma suba hacia las estrellas como un gran clamor de metales. El clamor de la ira.”

Este párrafo me hizo pensar inmediatamente en el Dies Irae del Requiem de Mozart. Porque luego Barioná toca un tema que es quizás el más difícil para el hombre: La libertad. “Aunque el eterno me hubiese mostrado su rostro entre las nubes, rehusaría oírle porque soy libre; y contra un  hombre libre, ni el mismo Dios puede nada.”

De las cosas que más admiro del libro es cómo Sartre toca los mismos temas que lo alejan de la religión, como incluye su visión de las cosas, y aún así logra mandar un mensaje de Fé. En ese sentido el libro es extraño. Y en ese sentido considero que el libro es una verdadera obra de arte. Aunque el español no es el lenguaje original y esta es la versión que tengo, debo decir, que la belleza con que describe las escenas y los personajes hacen sus planteamientos religiosos y filosóficos es sobrecogedora. Es tal cual como escuchar una parte de una pieza musical, que puede ser de Mozart, puede ser de Beethoven. Así de hermoso es este libro.

En cuanto al final, Barioná como todos lo sabemos desde el principio jamás logra su cometido de matar al Cristo, tarea que se impone y que sale decidido a cumplir con la mayor determinación. Lo que mantiene en vilo al lector es cómo y por qué no lo logra. Así que no lo voy a echar a perder. Barioná hace un viaje, como buen héroe. Es un personaje redondo, bien construido. Y debo decir que es una inspiración.

El libro me golpeó, porque entiendo al protagonista y su negra visión sobre un mundo que a pesar de los siglos, a pesar de que los romanos ya no son los mismos, lamentablemente ahora son otros. No hay evolución pareciera. Todo pareciera ser mejor que antes, pero nada mejora. Y no sé si será un asunto de percepción, o un negativismo producto de pensar y sentir demasiado, mientras me doy cuenta, con amargura que vivo en una sociedad que no piensa, ni siente lo suficiente. Pero hay algo que nunca debemos dejar morir, y que tenemos la libertad de mantener siempre vivo: la esperanza.  

viernes, 8 de enero de 2010

Estamos Leyendo: La Conjura de los Necios

Ya hay opiniones rodando por ahí. No tenga miedo a compartirlas. Acuérdense que puede ser de forma anónima!

lunes, 4 de enero de 2010

El Sostén y el Participio: El País

Por: Eugenio Suárez

Hemos dejado atrás las amarguras y contrariedades de un año que a pocos les habrá parecido amable, pero quedan correteando algunas lacerantes viborillas que sería mejor desactivar, pero que, por desgracia, llevan el marchamo de la permanencia, porque se agarran a la estupidez, que es una condición muy humana. De un tiempo a esta parte aparecen en nuestro vocabulario palabras que han prendido en la moda usual. Antes solían ser expresiones cómicas, salaces, de malo, regular o buen gusto, que acaban en el olvido. Las personas muy mayores, mis contemporáneos, quizás recuerden que, para ridiculizar a una muchacha que tenía de sí misma un concepto diferente al de los demás, se la llamaba niña pitonga o niña gótica, que, por esos rebotes temporales, parece que hoy quiere decir el no va más de la vanguardia, la novedad y la cargante progresía. Es como rescatar el uso del jubón, las calzas y el miriñaque.

La palabra mágica en nuestros días es sostenibilidad, que me consta que no existía

Creo más nocivas las incomprensibles libertades que se toman con el idioma español los políticos, escritores, periodistas y quienes se dirigen a un público amplio. En cuanto a mis queridos compañeros de profesión, se hace realidad la sentencia que les considera como gente que sólo lee su artículo, en el periódico, con exclusión de todo lo demás. El que quiera llamar la atención tendrá que recurrir al insulto de alto grado de virulencia, porque siempre habrá alguien que le envía el recorte.

Como si fuera un asunto personal he llamado la atención, muchas veces, hacia las incorrecciones escatológicas de decir que un asunto, unas negociaciones, una relación "hacen aguas", porque dicho en plural significa orinar. En singular, es la metáfora del barco que se hunde por algún boquete por donde entra el mar. Pues lo encontramos incluso en titulares. Otra manía recurrente es hablar del ojo del huracán, la evaporación del agua que da lugar a un espacio sin nubes y de sorprendente calma, dándole un sentido contrario al que tiene. No es extraño que algún plumífero aluda al "fusil de caza" empuñado por un delincuente furtivo, ignorando que se trata de una escopeta. Ni tiene remedio, por mucho que se insista, la ignorancia de una elemental norma que establece que dos negaciones equivalen a una afirmación: "El señor ministro asegura que no saldremos de la crisis hasta que no se reduzca el gasto". O sea, ¡a gastar, que son dos días!

La palabra mágica en nuestros días es sostenibilidad. El adjetivo sostenible es de reciente acuñación, aceptado por los nuevos académicos de la lengua, que están dispuestos a apadrinar cualquier sonido articulado, demostrando su celo al acudir a las sesiones, porque no tienen otra cosa mejor que hacer. Me consta, porque acabo de confirmarlo, que no existía oficialmente en castellano, así que no lo busquen en el Diccionario de 1984, penúltimo o antepenúltimo de los editados por la docta casa. A nadie sorprendería que en la barra de la cafetería alguien pidiera un cortado con un croissant sostenible. Es una bobada de general aceptación. Y, ya aceptado, aparte de la obviedad de que sostenible es lo que puede sostenerse, alargan la concesión al neologismo, referido a la economía, como aquello que se mantiene sin ayuda exterior ni merma de los recursos existentes. O sea, lo contrario de lo que se usa.

Presumimos de que nuestro idioma lo hablan más de 400 millones de personas, pero no es el que utilizamos, que cada día es más pobre e inexacto. Un buen amigo, harto de intentar difundir desde la cátedra el griego y el latín, se ha prejubilado en plena juventud y se dedica a preservar el idioma, consciente de que nada va a conseguir, y me envía un correo sobre las agresiones que recibe la lengua castellana. Tomo de sus esclarecedores mensajes buena parte de ellos, pues imagino que la finalidad es la difusión de la corrección en el empleo de ese instrumento con el que deberíamos entendernos, algo que no ocurre.

Restablece la norma según la cual existen los participios activos, derivados de los tiempos verbales, y ejemplariza con el participio del verbo atacar, que es atacante; de salir, saliente; de cantar, cantante; de existir, existente... etcétera. Se pregunta cuál es el participio activo del verbo, que es el ente, o sea, el que tiene entidad. Es lo que hace que cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad para ejercer la acción que expresa el verbo hay que añadirle la partícula ente.

Así, se dice presidente a la persona que preside, pero no presidenta, porque es independiente del género. Y multiplica los ejemplos que tomo literalmente: se dice capilla ardiente, no ardienta; paciente, no pacienta; dirigente, no dirigenta. Acusa, a lo que me sumo, no sólo del mal uso del lenguaje, sino de ignorancia de la gramática española a muchos políticos y periodistas, algo que debería descalificar tajantemente a quienes muestran esa ignorancia. Es como si un farmacéutico no supiera distinguir entre paracetamol y las compresas higiénicas. Ya lo sabe, entre otros, doña Esperanza Aguirre, que no es presidenta, sino presidente de la Comunidad Autónoma de Madrid. En otros órdenes, sí estaba admitida la doble significación de algunas profesiones o estados: médica, esposa del médico o mujer que ejerce la medicina; abogada, etcétera.

domingo, 3 de enero de 2010

Próximos Encuentros

ENERO
Líder de Discusión: Francisco
Título: La Conjura de los Necios
Autor: John Kennedy Toole
Disponible en: Noctua, Kalathos (centro de arte Los Galpones), Alejandría, Entre Libros
Fecha de Discusión: Fin de semana 29 de enero de 2010

FEBRERO
Líder de Discusión: Ana Teresa
Título: El Guardián Entre el Centeno
Autor: J. D. Salinger
Disponible en: Entre Libros, Noctua,
Fecha de Discusión: TBA

Próximo Lider: Mario (vaya pensando en lo que va a escoger para que lo anuncie en el encuentro de Enero)

Las Reglas del Club

Se supone que nos regimos bajo estos principios. Siempre y cuando la razón, el alcohol y la Ciudad de la Furia lo permitan:

1. Nos reuniremos los últimos miércoles de cada mes. Hora de llegada 7:00 PM. Una vez estén presentes 6 miembros se considera que hay quórum y se abre la discusión.
2. El lugar de reunión se fijará cuando se acerque la fecha. Puede ser casa de algún miembro o en algún local que reúna las condiciones necesarias para que la discusión se lleve a cabo cómodamente.
3. Cada mes un miembro propondrá un libro para que lo lea el resto del grupo. No hay limitantes en cuanto a género. (Si la mitad más uno del círculo rechaza el libro, dicho miembro deberá proponer una alternativa).
4. Es responsabilidad de quien propone el libro hacer pequeña "presentación" sobre el mismo. No es necesario que sea un análisis literario formal, a menos que la persona desee hacerlo por iniciativa propia. Sin embargo, es importante incluir una pequeña ficha biográfica del autor y cualquier dato relevante sobre el libro, el contexto de su publicación, y cualquier dato importante sobre la estructura narrativa. No es necesario que la presentación sea extensa ni que profundice en el aspecto técnico, lo importante es que sirva como apertura para la discusión.
5. No hay requisitos para participar en las discusiones, excepto que las intervenciones y opiniones aporten al tema, libro o autor que se está discutiendo. El objetivo principal del círculo es disfrutar de la lectura y de la experiencia de discutir sobre literatura, si por cualquier motivo algún miembro no puede terminar la lectura del mes o si por simplemente no quiso hacerlo, no tiene que faltar al encuentro, se considera que tomar la decisión de no leer un libro es una opinión válida, siempre y cuando se fundamente razonablemente.
6. No se permitirá que ningún miembro prolongue su intervención más de lo necesario. Si fuese necesario se establecerá un tiempo máximo por intervención a fin de que todos los participantes puedan hacer uso de su derecho a la palabra.
7. Para incluir nuevos miembros hace falta que se abra un cupo para evitar que el grupo crezca demasiado y se hagan pesadas las discusiones. Sin embargo, el grupo está abierto a la inclusión de invitados especiales como autores, críticos o personas que por un motivo u otro se considere que tienen algo interesante que aportar para la discusión de una determinada obra. En este sentido el círculo no es cerrado.
8. Es obligatorio tomarse al menos tres copas de vino por sesión! (salvo que esté prohibido por orden médica).

Como dice Bogart al final de Casablanca: "Creo que este es el principio de una bellísima amistad."